Y terminé aprendiendo y
acostumbrándome a que no me esperarás. Me acostumbré a que no te importara.
Aprendí que no me
querías, que no
pensarías en mí. Me acostumbré a que no me dijeras te quiero. Empecé a asumir que nunca más te besaría, que jamás te abrazaría. Y aún así te seguí queriendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario