martes, 14 de agosto de 2012

Mi rayo de luz.


Que no hay historia más grande que la que forman mis dedos sobre tu espalda, en noches como esta, a tu lado. Que sí, que tú me quieres, pero yo más, y más, y siempre más que tú, hasta el infinito y más allá. Que no hay otra que me haya dado lo que tú me has dado, la vida, las ganas de reir, de llorar, de saltar, las ganas de crear un futuro y creer en él.

Vale, no sé cómo se hace, pero te tengo que decir que me encanta pasear de tu mano y ahogar risas escandalosas en tu hombro. Que sí, que ya lo sé, pero yo también pienso en ti. Más que tú, siempre más que tú, que me gustas despeinada y con aires de recién levantada. Que me encantas, en la cama, en mi cama. Tu risa, la mía, y que le den al mundo. Y sé que muchas te dirán que le gustas cuando callas, porque estás como ausente, pero es que a mí me gustas cuando callas, cuando no paras de hablar, de pie, tumbada y hasta cuando no estás. Que no sé estructurar mis pensamientos y plasmarlos sobre un papel si de lo que escribo es de ti. Y te prometo que te juro todo lo que quieras, pero siempre a tu lado. Tú, siempre en mi mente.