Y eran las tardes de octubre; la gente caminando y yo sin rumbo. Y eran las tardes grisáceas y mojadas de octubre. Y eran las tardes de octubre, tardes como otras cualquiera, pero inigualables. Y eran las tardes de octubre, y eran casi todo y casi siempre nada. Porque eran mis tardes de octubre, mis infinitas tardes de octubre, mis siempre tardes de octubre y tú, tus tardes, nada.
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