lunes, 15 de junio de 2009

Asfalto.

Aquí, sentada. Viendo como las horas pasan y, cada muy poco tiempo, avanzo. El Sol me ilumina con la luz que tiene cuando avisa que llega la noche y, aunque esta se acerque, noto como los rayos de este calientan; aún sabiendo que estos rayos vienen de cientos de kilómetros y que han tardado unos diez minutos en llegar a mí, y solo a mí, no le agradezco nada al Sol, ya que sé que no solo me alumbra a mí. Esta sensación o verdad, no sé como llamarla, junto contigo permanentemente en mi pensamiento, hacen que me entren escalofríos, y no por la cálida brisa que corre. En verdad, no sé por qué, puede que por la música que me acompaña en esta parada, en la que solo me paro yo. Puede también ser por el olor a naturaleza mezclado con el del asfalto, que no sé que sensación generan. Tantas cosas siento ahora mismo, y lo único que quiera es oír tu voz por simple entretenimiento.

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