jueves, 8 de marzo de 2012

Dónde te has metido.

Hoy he de confesar que amé cada centímetro de tu piel. Podría haberte besado hasta borrar mis labios. Me habría inventado cuentos todas las noches entre tus brazos: cuentos de princesas, castillos, dragones y espadas. Cuentos que tú protagonizaras. Hubiera fabricado sonrisas mañaneras al son del impertinente sonido del despertador. Habríamos corrido tras las gaviotas durante horas, acabando en el césped. Boca arriba. Mirando al cielo, imaginándonos cómo sería nuestra vida perfecta mientras contábamos las hojas de un árbol, nuestro árbol y sonaba de fondo música de nuestras bocas, nuestra música, nuestras canciones. Se nos olvidó recordar que no había vida perfecta que imaginar, que la vida de mis sueños era esa, ahí, a tu lado. Al lado del árbol. Quemándome al Sol y muriendo de frío a la vez. Alternando frases de canciones que hoy día, aún me alteran el corazón. Riendo sin razón, riendo porque la felicidad estaba ahí, a tu lado. Se me olvidó que mi vida perfecta eras tú. Se te olvidó regresar y buscarme en aquel árbol y darme todos aquellos besos y abrazos que prometiste. Aún sigue la hierba más verde por los lugares donde tú pasaste. Aún me sigue contando este árbol que ya, no me reconoce.

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