lunes, 7 de febrero de 2011

Conversaciones varias II

- Sí, porque todo lo que haces, todo lo que dices y todo que callas me sienta mal. Porque odio tu forma de pensar, odio que haya cosas que ni siquiera hayas pensado y también odio que pienses tanto algunas cosas. Y, aunque no lo creas, odio como tratas a la gente. Creo que sí, que odio todo lo que tiene que ver contigo; odio tu forma de hablar y tu voz, odio tu mirada y el color de tus ojos, odio el tacto de tu piel, odio tu olor; en general, odio todo lo que tu me puedas transmitir.
- ¿Por qué?
- Porque todo lo que dices me encanta, y eso hace que me encantes más, porque quisiera que me dijeras cosas que nunca dirás. Tu forma de pensar es única e inigualable, aunque añadiría parte de mis pensamientos a tu mente. Quisiera ser única para ti, y que no me trataras como a los demás, de la forma como tu tratas a los demás, de la manera más amigable existente. Y pues, odio todo lo tuyo en general porque todo lo que tu hagas me gusta, porque amo tus fallos y ansío ser la dueña de tus ojos. Porque si me regalaras tus oídos eternamente, nunca escucharías nada que te desagradara. Y bueno, esas cosas.
- Según todo lo que me has dicho, yo no te puedo odiar.

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